Lo ideal es iniciar la lactancia materna en el mismo paritorio,, a los pocos minutos de nacer el bebé. Así lo recomiendan la OMS y UNiCEF, y también la Asociación Española de Pediatría en sus consejos para hacer piel con piel. Incluso se ha visto que retrasar el baño del recién nacido mejora la lactancia materna.

En la actualidad, los hospitales intentan facilitar el inicio de la lactancia materna cuanto antes, algunos incluso facilitan la lactancia temprana en las cesáreas, pero si por la razón que sea no puedes poner a tu bebé al pecho en sus primeras horas de vida, no te agobies tampoco por ello. Puedes recuperar este tiempo perdido y lo afirmo desde la experiencia, ya que he dado el pecho a mis tres hijos nacidos por cesárea ,y no siempre pude darles el pecho nada más nacer.

Los hospitales IHAN reconocidos por la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento, que hasta hace unos años se llamaban Hospitales Amigos de los Niños, han de cumplir entre otros el requisito de ayudar a conseguir un buen establecimiento de la lactancia materna. Y esto implica:

1. Iniciar la lactancia materna cuanto antes

El recién nacido debería permanecer en contacto piel con piel con su madre al menos en la hora que sigue al parto, pues así mantiene una temperatura más estable, respira mejor y apenas llora (y por lo tanto, no pierde energías llorando). Como he comentado antes, esto es algo que intentan facilitar los hospitales, incluso el piel con piel en las cesáreas. Esto me parece muy necesario, porque en mi tercera cesárea, a pesar de dar a luz en una gran maternidad pública donde se favorecía la lactancia y el contacto con el bebé, tuve que permanecer en una sala de observación durante unas horas, separada de mi hija (que al menos estuvo con su padre, eso sí) y me moría de ganas de estar con ella.  Confío en que poco a poco se vaya extendiendo esta práctica de dejar al bebé con su madre después de la cesárea (siempre que sea posible clínicamente, claro).

Se ha visto, además, que en las dos primeras horas de vida, y sobre todo en la primera, el recién nacido tiene un fuerte instinto para empezar a mamar e iniciar la lactancia materna así sin problemas.

Al colocarlo sobre el regazo de su madre, él solito busca el pecho, trepa hacia él, estimula el pezón durante un rato con la mano y con la boca y empieza a mamar. Después, suele estar varias horas aletargado, recuperándose del esfuerzo del parto, y es probable que apenas mame. En estas horas, conviene colocarle al pecho para que intente mamar, pero no hay que preocuparse ni tampoco obligarle si no toma nada. Necesita reponerse del esfuerzo del parto.

En algunos hospitales, como el Complejo Hospitalario de Navarra, incluso se favorece la lactancia cuando la madre está ingresada en la UCI.

2. Cuando el bebé lo pida, esto es: a demanda

No hay que esperar a que el bebé llore para ponerle al pecho, sino ofrecérselo en cuanto parezca que lo busca.

¿Y cómo sabemos que un bebé busca el pecho? Porque hace ruiditos, mueve los labios y la cabecita o, simplemente, parece nervioso. Por probar a ponerle al pecho, no pasa nada. Es mejor pasarse que no llegar. Además, es donde más les gusta estar: al sentir el calorcito y el olor de la piel de mamá, los bebés se sienten más seguros.

Los recién nacidos pierden peso en la primera semana así que cuanto más mamen, mejor, porque menos peso perderán y más leche producirás tú (cuanto más le pongas al pecho, más estimularás la producción).

Un recién nacido mama unas 10- 12 veces al día, o más (salvo durante esas primeras horas de vida  en las que está tan aletargado). Parece mucho, pero los primeros días ocurre así porque la mayoría de los bebés se quedan dormidos mamando y, en realidad, no sacan mucha leche.

Las primeras tomas suelen ser largas, el recién nacido se puede tirar al pecho 15 o 20 minutos en un pecho, pero con el tiempo el bebé coge práctica y va más rápido. A los tres meses, muchos niños maman en menos de cinco minutos

3.  Solo leche materna

No hay que dar nada más que leche materna a los bebés, ni agua, ni suero glucosado, ni leche artificial (si has decidido darle el pecho, claro ), salvo en caso de que exista un motivo médico.

Por suerte, los hospitales han abandonado esa costumbre que tenían de ofrecer un biberón de suero glucosado para suplementar la alimentación del recién nacido. Los recién nacidos tienen el estómago muy pequeñito. Si se llena con otros líquidos, no les entrará la leche materna.

Recuerdo que con mi primer hijo (que nació hace ya unos cuantos años en una cesárea de urgencia con anestesia general tras dos noches sin pegar ojo…) nos endosaron el biberoncito de suero de turno porque «no sacaba nada de leche» y por aquel entonces, yo (primeriza e ingenua), lo escondía de las enfermeras para darle más en secreto por miedo a que no estuviera suficientemente nutrido…  Lo que es la ignorancia.

La succión de esos biberones lo único que hacía es entorpecer el enganche al pecho porque, como explico más abajo, la forma de succionar es distinta y confunde al bebé. No sé si fue por eso que recomendaron usar pezoneras (nunca más volví a necesitarlas, la verdad). Todo esto, unido a que las posturas para dar el pecho que yo adoptaba al principio, dolorida por la cesárea, no eran precisamente buenas (hasta que una visita me recomendó colocar un cojín sobre la herida de la cesárea para que no me doliera), hizo que mi bebé tardara unos días en engancharse bien. Eso sí, en cuanto lo logró, empezó a mamar de lo lindo y en un mes ganó más de un kilo  ¡solo con leche materna!

Desde aquí doy las gracias a aquella enfermera cuyo nombre no recuerdo que tanto interés se tomó conmigo y me ayudó a conseguir que mi bebé se enganchara bien.

Hoy, por suerte, en general todo el personal sanitario está muy concienciado sobre lo importante que es iniciar cuanto antes la lactancia materna y en la mayoría de los hospitales los profesionales ayudan a las madres a adoptar las posturas correcta para dar el pecho y conseguir un buen enganche.

Así que si no le puede dar el pecho al principio, no desesperes, con empeño, se consigue.

4. Ni chupetes, ni tetinas

Otro gran error es ofrecer al bebé el chupete para que se acostumbre y tenga algo con lo que consolarse.

Hasta que la lactancia no esté bien establecida, esto es: que el bebé mame bien y la madre no tenga ningún tipo de problema, ni grietas, ni mastitis ni ningún otro tipo de molestias que a veces pueden surgir, sobre todo por malas posturas, no hay que ofrece al bebé ningún tipo de objeto succionable que pueda confundirle en la forma de agarrar el pecho, esto es: nada de chupetes, tetinas ni, como he comentado antes, biberones.

Para chupar un chupete o un biberón hay que mover los labios de distinta forma. En los niños mayores esto no supone ningún problema, pero los más chiquitines se pueden confundir  y, después, intentar chupar el pecho como si fuera un chupete, con lo que apenas sacarán leche o provocarán que se les salga el pezón de la boca. Por eso, no conviene darles chupete hasta el mes más o menos, cuando la lactancia esté bien establecida.

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2 Comentarios

  1. maria salmeron

    Consejos realmente buenos y que todas las madres deberían tratar de llevar a cabo. Estos primeros meses de lactancia son muy importantes para el bebé. Saludos

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  2. CLAUDIA

    Muchas gracias. Muy interesante la informacion.

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