Las chanclas son sin duda el calzado estrella del verano. Para la playa, la piscina, o simplemente para estar en casa… Son fresquitas, ligeras y fáciles de poner: solo hay que deslizar los pies en ellas y ya estás “calzado”. Resultan tan prácticas que podemos pasarnos días enteros en chanclas. El problema es que esto puede provocar problemas en los pies.

Las chanclas no sujetan ni protegen el pie

Las chanclas no ofrecen ningún apoyo para el arco del pie o el talón, así que hay que agarrarlas con los dedos del pie para que no se salgan.

No pasa nada por usarlas de forma puntual, en la piscina, la playa o los vestuarios del gimnasio. Pero el uso abusivo o inadecuado (por ejemplo para caminar por el campo, correr, etc) puede provocar algunos problemas:

  • Caminar con chanclas puede alterar la manera de caminar, y provocar dolor en la tibia, problemas en el tendón de Aquiles y dolor lumbar, y a la larga problemas más graves como fascitis plantar (inflamación en la zona del talón) o dedos del pie en martillo.
  • Al caminar sin una buena sujeción en los pies es más fácil tropezarse.
  • Además, al dejar a los pies al aire libre, estos están más expuestos a sufrir heridas, golpes, picaduras de insectos o quemaduras solares, entre otros riesgos.

Cómo elegir unas buenas chanclas

La Asociación de Médicos Podólogos de America Americana (APMA) recomienda que las chanclas sean de cuero blando de gran calidad, que minimiza el potencial de sufrir ampollas y otros tipos de irritación.

Antes de adquirirlas, conviene doblar ligeramente la chancla de un extremo a otro, para comprobar que se dobla en la parte del tercio anterior del pie (no debería doblarse por la mitad).

El pie no debe sobresalir fuera de los bordes. En realidad, la APMA recomienda que todo el calzado (no solo las chanclas) debe ser ligeramente más grandes que su pie.

En qué casos no se deben usar chanclas

  • Para conducir: es fácil que las chanclas se salgan del pie y se enganchen entre los pedales y el suelo.
  • Para correr hacer senderismo, caminar distancias largas, estar de pie durante periodos largos, ni hacer deporte.
  • En los niños muy pequeños y durante el embarazo se debe evitar el uso de chanclas de dedo. Durante los primeros años de vida, cuando el pie está creciendo es esencial que el calzado sujete y proteja el pie, y lo mismo ocurre durante el embarazo, el calzado debe sujetar el pie para evitar resbalones o caídas.

Fuente: : Wake Forest Baptist Medical Center, por HealthDay ews, a través de Medline Plus

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