Artículo escrito en noviembre de 2017 y actualizado en octubre de 2023.

Tras el inicio del curso escolar, se hacen patentes algunas dificultades de aprendizaje en los niños, como la dislexia: un trastorno que puede provocar fracaso escolar y ansiedad en el niño que lo sufre y en su familia. Cuanto antes se detecte, antes se pueden poner en marcha medidas para ayudar a la persona afectada. Por ello, es muy importante conocer cuáles son los síntomas de la dislexia y, también cómo conviene abordarla.

Como ya he contado en alguna ocasión, durante muchos años he asistido a los talleres de padres del cole de mis hijos. Aunque tengo tres y dos de ellos bastante criaditos, siempre hay algo nuevo que aprender y se tratan temas muy interesantes. Incluso aunque el tema no me afecte directamente, en nuestro entorno puede haber niños a los que sí les afecte y pienso que siempre está bien saber cómo abordarlo para transmitírselo a mis hijos.

Justo cuando estaba empezando esta web, asistí a un taller magnifico sobre la dislexia: un problema que afecta a un porcentaje bastante  importante de escolares. Entonces las estadísticas indican que la dislexia podía afectar a de 1 de cada 10 escolares (es decir a un 10%).

Ahora bien, en algunas de  las notas de prensa que he recibido, con motivo de la celebración del Día Mundial de la Dislexia el 8 de octubre, se dice que la dislexia puede afectar a 1 de cada 5 personas.

Cifras aparte, lo más importante saber es que la dislexia muchas veces tarda en dar la cara, con la carga psicológica y de ansiedad que las dificultades escolares suponen para las familias y, sobre todo, para el niño abrumado por no saber qué se le dan tan mal las tareas del cole.

También entonces, escribí este artículo, que ahora rescato y actualizo, con la esperanza de poder ayudar un poquito a los niños que puedan estar afectados por la dislexia y no lo saben ( y a sus familias), ahora que llevamos casi un mes de cole y en muchos hogares retomamos las tardes de deberes y estudios.

Desde entonces, han aparecido nuevos datos muy interesantes sobre este trastorno y algunos de ellos son muy buenos, por ejemplo hay estudios que concluyen que la dislexia puede ser una cualidad a la hora de buscar trabajo.

El informe “El valor de la dislexia” de la organización Made by Dislexia descubrió que las habilidades del pensamiento disléxico coinciden con las habilidades del futuro identificadas por el Foro Económico Mundial, ya que las personas con dislexia tienen mayores capacidades cognitivas, como la visualización y el razonamiento lógico  y rasgos emprendedores naturales, algo que incluso que ha reconocido la red profesional LinkedIn que da la posibilidad de incorporar el pensamiento disléxico como una skill adicional al completar el perfil de búsqueda de empleo.

La dislexia es un trastorno de origen neurobiológico

La ponente de la charla a la que asistí en su día – María Sanz-Pastor, madre de seis hijos con dislexia (y esposa y nuera de disléxico) y por aquel entonces, presidenta de «Madrid con la Dislexia» (una asociación sin ánimo de lucro que busca ayudar a otros padres desorientados cuando reciben el diagnóstico y aumentar la sensibilidad hacia este trastorno de origen neurobiológico que no es una enfermedad, y que puede provocar mucho sufrimiento innecesario en los niños y sus familias)  abordó el problema con mucho cariño y lógico y dio un montón de consejos para los  padres de niños con dislexia. Muchas cosas de las que cuento aquí vienen de su experiencia. Gracias María.

Qué es la dislexia y síntomas de la dislexia

La Real Academia de la Lengua (RAE) define la dislexia como «la dificultad en el aprendizaje de la lectura o  la escritura, frecuentemente asociada con trastornos de la coordinación motora»,

Yo siempre había pensado que la dislexia era algo así como bailar las letras al escribir,  lo típico de ble por bel, hasta que, hace años, viví de cerca la evolución de la hija de una amiga  (una niña con gran tesón, por cierto, que después estudio una carrera gracias a su esfuerzo) y cambié el concepto que tenía sobre este trastorno de aprendizaje.

La dislexia es mucho más que leer mal o bailar las letras y estos son solo algunos de los ejemplos de las cosas que le pueden pasar a las persona con dislexia:

  • Les resulta muy difícil memorizar series, como las tablas de multiplicar, no se acuerdan de ningún número de teléfono.
  • Su psicomotricidad no está bien desarrollada. Pueden tener dificultades de coordinación. Por ejemplo, puede costarles aprender a montar en bici.
  • Pueden medir al las distancias y mancharse más a menudo que otros niños.
  • Suelen ser desorganizados en casa y en el colegio.
  • Cometen muchos errores de ortografía, y si están bajo presión o estrés aún más.
  • Tienen tendencia a escribir números en espejo.

A cada persona, la dislexia le afecta de una manera y, además, cada persona lo vive también de una manera distinta dependiendo de sus circunstancias. Cada persona es diferente y, en base a su carácter y competencias, compensa su dislexia de una u otra forma. Además, la dislexia y sus consecuencias influyen en cada uno de forma diferente en función del apoyo recibido y el grado de aceptación en su familia, el  colegio y los amigos

El problema del diagnóstico tardío de la dislexia

El principal hándicap de la dislexia es que a menudo no se sospecha el trastorno hasta que el niño empieza primaria porque en Educación Infantil, por un lado,  los profesores suelen mostrarse más comprensivos con los retrasos madurativos  (ya se sabe que unos niños maduran antes que otros) y, por otro, los padres y madres estamos más relajados (no hay notas y el hecho de que un niño tarde más o menos en leer no es tan «preocupante» como las malas notas en Primaria).

Los «problemas» para el niño y la familia, suelen empezar, por tanto, en Primaria. El niño no consigue leer bien, los padres le llevan al oftalmólogo para descartar problemas de vista, al otorrino para comprobar que oye bien, etc.

El niño no entiende lo que lee, incapaz de seguir el ritmo de los demás, se empieza a agobiar; después, es posible que desconecte en clase porque se aburre, nota que su dificultad angustia a padres y profesores y empieza a sufrir estrés y a menudo soporta la presión en silencio: se bloquea emocionalmente.

Llega un momento  en el que el colegio invade el espacio familiar. Todo gira en torno al aprendizaje del niño que no logra progresar y es que, a menudo, el propio bloqueo emocional que está sufriendo el niño, que no sabe qué le pasa, dificulta más el aprendizaje que la propia dislexia.

Hasta que llega el diagnóstico, tanto el niño como la familia lo pueden pasar muy mal. Hay una aplicación que ayuda a detectar la dislexia.

El diagnóstico de la dislexia

Al inicio de  primaria es difícil identificar una dislexia. A menudo´, el problema no se ve hasta tercero de primaria, cuando el niño tiene 8 o 9 años y lleva años luchando consigo mismo para superar sus dificultades.

Incluso hay niños en los que la dislexia no se descubre hasta que llegan a la ESO o Bachiller, porque  sobreviven como pueden, suelen negar que tienen un problema, y esto les trae muchos problemas de autoestima.

En el diagnóstico de la dislexia es fundamental la colaboración de padres profesores y profesionales.

Para facilitar el diagnóstico, la investigadora española especialista en el tema Luz Rello, ha desarrollado una aplicación para detectar la dislexia.que también les ayuda a mejorar las mejoraráshabilidades de lectura y escritura.

Cuando se tienen sospechas de que un niño puede tener dislexia, lo primero que hay que hacer es hablar con el profesor y el orientador del colegio, que puede derivar al niño a un equipo de orientación educativa. También se puede acudir a un especialista a través del pediatra del niño. Lo importante es salir de dudas cuanto antes, pues el diagnóstico precoz es fundamental para poder abordar la dislexia cuanto antes y evitar el bloqueo.

Diagnóstico confirmado: cómo tratar al niño disléxico

Desde la Asociación Madrid con la Dislexia recomiendan:

1. Buscar ayuda y orientación

En el orientador del colegio, EN una asociación de padres como Madrid con la Dislexia, que tiene en su web una Guía sobre la Dislexia.

2. El niño tiene que saberlo.

Hay que contarle al niño lo que le ocurre y hablarle de la dislexia en un lenguaje que sepa entender, para que sepa lo que pasa, que él no tiene la culpa y que puede desarrollar estrategias para superarlo. Es importante que sepa que con el apoyo de su familia encontrará la seguridad que necesita para poder triunfar en su vida con su dislexia.

3. Ponerlo en conocimiento del colegio para que adopte medidas en la enseñanza.

Conviene hablar con el tutor y orientador cuanto antes y también siempre que el niño cambie de profesor . Hoy en día, se siguen programas que adaptan la forma de enseñar y  evaluar a los niños con dislexia, y hay profesores muy concienciados con las necesidades de estos niños (otros no tanto) y hay que pedir que se cumplan.

Con estos niños es importante no obligarles a leer en voz alta delante de los demás, si lo pasan mal, no hacerles copiar enunciados (porque se pierden y se agobian), ayudarles a seguir la agenda con ayuda de un compañero y no hacerles copiar sin más (no les sirve). Por ejemplo, copiar la faltas de ortografía sin más no les ayuda nada, es mejor que coloreen las letras en las que se han equivocado (este método se usa ya en Primaria) o que moldeen las palabras con plastilina.

Además, cuando empiezan a tener exámenes, es conveniente que estos se adapten a sus dificultades. Los estudiantes con dislexia pueden necesitar que les den tiempo extra; que les lean los enunciados en voz alta y que se los expliquen. Si el examen es largo, hay que tener en cuenta que se cansan más mentalmente y hacerles el examen en dos veces. El objetivo es encontrar el instrumento de evaluación que le vaya mejor al niño. Hay muchas maneras de examinar y no solo el examen escrito.

4. Implicar a todos

Es importante implicar a todos las personas del entorno: los profesores pero también a los adultos que tienen contacto con el  niño, los tíos, los abuelos, etc., para que tengan cuidado con el mensaje que dan al pequeño. Hay que exigir a cada niño lo que se le puede exigir, para que no tenga la sensación de que no se valora su esfuerzo

5. Apoyarle y nunca culparle

Si tu hijo tiene dislexia, no le regañes porque tarda en hacer las cosas o se equivoca. Necesita que le quieran tal cual es para sentirse seguro.

Cuando veas a una persona con dislexia, ponte en su lugar, intenta comprender cómo se siente. Solo seremos capaces de enseñar desde el corazón del que aprende.

6. Darle, en lugar de pedirle

La claves es darles y luego recibir, no sirve de nada pedirles con la condición de darles después un premio, porque a lo mejor no pueden. Hay que creer en ellos. no condicionar las cosas a que aprueben y, sobre todo, reservarles tiempo de ocio: lo necesitan mucho y no todo tiene que ser estudiar, aunque ellos tarden más.

7. Idiomas sí, pero de otra forma

A las personas con dislexia les cuesta mucho más aprender un segundo idioma, pero eso no quiere decir que no sean capaces. Pueden aprender, pero de otra forma, y hoy en día los idiomas son muy necesarios para acceder al mercado laboral en el futuro. No hay que dejarlos de lado.

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2 Comentarios

  1. JOSEFA SOTO RODRIGUEZ

    Hola estoy muy angustiada,tengo un hijo con 12 años y el año pasado le diagnosticaron dixlesia,y suspende todos los exámenes el sigue el mismo aprendizaje que los demás compañeros.no se se hacer ni como ablar con el colegio pare que lo evalúen de la forma en que lo tienen que hacer.estoy desesperada.

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    • Mujer y MADRE hoy

      Si vives en MAdrid te aconsejo que consultes con la asociación Madrid con la Dislexia. Escribí este artículo tras asistir a una charla que dio su presidenta y me impresionó su fuerza. En cualquier caso, en el colegio deberían tener en cuenta su situación pero es algo que no se hace en todos los centros. quizá a través de Madrid con la Dislexia te puedan decir con quién contactar para ayudarte. ánimo

      Responder

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