El próximo sábado, en la madrugada del 28 al 29, días antes de Halloween, tendremos el cambio de hora para pasar al horario de invierno. En este caso ganamos una hora más de sueño, pero perdemos una hora de luz por la tarde. Así a las 3.00 de la mañana serán las 2.00 en la Península y a las 2.00 de la mañana será la 1.00 en Canarias. Por lo tanto, cuando nos levantemos, tendremos que adelantar los relojes una hora . Este cambio implica  «una hora de sueño más», pero también, y personalmente es lo que menos me gusta, que anochecerá más temprano.

El cambio de hora se realiza dos veces al año: en primavera y en otoño. La medida se lleva a cabo toda la Unión Europea con el objetivo de ahorrar energía. En España se realiza desde el año 1974 y está regulado por la Directiva Europea 2000/84, que unifica los días en los que se producen los cambios de hora en todos los países de la Unión Europea, que son el último domingo de marzo y el último domingo de octubre, respectivamente.

El cambio de hora afecta al ritmo de sueño de los niños

Según explica el doctor Gonzalo Pin, Jefe Servicio Pediatría y Unidad de Sueño en el Hospital Quironsalud de Valencia. y portavoz experto en sueño de la Asociación Española de Pediatría (AEP) , “todas las personas tenemos un reloj biológico interno (que está en el centro del cerebro) que nos indica cuándo es la hora de dormir y la hora de despertarnos. Este reloj regula nuestros horarios con ayuda de la luz solar y los estímulos externos, como los horarios de las comidas y la actividad física que realizamos. Cuando cambia el ritmo de la luz externa o el ritmo de las tareas, este reloj interno, que afecta a los niveles de las hormonas y a todo nuestro organismo, se puede desorientar”.

En los bebés, el reloj central interno empieza a funcionar partir de los 5-6 meses de edad, y se regula con la lactancia materna, ya que por la noche la leche materna tiene una mayor cantidad de melatonina, la hormona que facilita el sueño.

En los niños, “el reloj biológico  puede tardar en ajustarse varios días, a veces incluso una semana. Esto puede provocar alteraciones en el sueño y el apetito, irritabilidad, problemas de atención e incluso pequeñas alteraciones del ritmo cardiovascular”.

Además, según explica el experto en sueño, el cambio de hora afecta especialmente a los adolescentes, una etapa en la que la calidad y cantidad total de horas de sueño empeora notablemente después del cambio horario ya que “los adolescentes suelen mantener la hora de dormir previa al cambio, lo que supone que duerman menos horas mientras se adaptan al nuevo horario de verano”.

Cómo prevenir y aliviar las consecuencias del cambio horario

Para prevenir que el cambio de hora afecte al sueño y aliviar los problemas que puede ocasionar el cambio en el reloj biológico, la Asociación Española de Pediatría recomienda:

  • Adelantar un poco cada día las actividades rutinarias de juegos, comida y sueño para así hacer una transición más suave.
  • Procurar exponer al niño a la luz natural para estimular la producción de serotonina (un neurotransmisor que ayuda a relajar el organismo).
    La AEP aconseja procurar que el niño reciba luz natural 15 minutos antes de despertarle, que desayune en una habitación muy iluminada, que vaya andando al colegio, etc. E
  • Evitar que el niño utilice pantallas antes de irse a dormir, pues se ha comprobado las pantallas influyen negativamente en el sueño de los niños.

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