El Pilates en el posparto es un ejercicio excelente para las madres ya que fortalece el suelo pélvico, los músculos del abdomen y la espalda, y ayuda a mejorar las posturas del cuerpo. De hecho, en muchos gimnasios  se ofrecen clases de Pilates en el posparto, con y sin bebé, y algunos centros médicos, como la Maternidad Hm Belén de A Coruña, también han incorporado la técnica en sus clases de recuperación posparto.

Pero como ocurre con cualquier tipo de ejercicio o deporte, en el posparto hay que tener algunas precauciones y esperar para hacer ejercicio a que el cuerpo esté recuperado del esfuerzo del parto y que el periné esté suficientemente fuerte para realizar determinados ejercicios abdominales.

Ya he comentado alguna vez que yo practicaba Pilates cuando me quedé embarazada de mi hija y que seguí practicándolo durante el embarazo, gracias a las indicaciones que me había dado una experta de Pilates en el embarazo, con la que había hecho una producción fotográfica sobre el tema.

En cuanto tuve oportunidad, volví a practicar Pilates y me vino fenomenal para fortalecer los músculos del suelo pélvico y el abdomen y estirar los músculos.  En mi caso, volví a hacer Pilates a los cinco meses de nacer mi hija ya que di a luz por cesárea en primavera y las clases paran en verano, pero habitualmente no hay que esperar tanto.

Cuánto tiempo esperar para practicar Pilates en el posparto

Según explica la fisioterapeuta Nelly Álvarez, fisioterapeuta de Pilates para embarazadas y madres recientes en la Maternidad Hm Belén de A Coruña,” lo normal es que si el parto ha sido vaginal se pueda empezar a entrenar una vez pasada la cuarentena, pero siempre conviene consultarlo con el médico. En un parto por cesárea conviene esperar algo más para que la herida cicatrice bien. Así que siempre lo más prudente es siempre consultar con el médico o la matrona cuándo se puede empezar”.

“En cualquier caso,  -añade la experta- es muy importante valorar el estado del suelo pélvico antes de iniciar las clases de Pilates posparto, para así determinar si la musculatura está preparada para realizar los ejercicios de las clases grupales o si es mejor empezar por un tratamiento individual con ejercicios adaptados a las necesidades concretas de  cada mujer”.

En el posparto hay que evitar los abdominales convencionales

Como ya he comentado en alguna ocasión, en el posparto se desaconsejan los abdominales convencionales, porque ejercen hiperpresión intraabdominal y sobre el suelo pélvico, y, como explica la experta “si el suelo pélvico está debilitado, los músculos podrían estirarse y distendirse en exceso con la sobrecarga”.

Por ello, en las clases de Pilates posparto se recomiendan los abdominales hipopresivos, basados en la respiración, que trabajan a la vez el músculo trasverso (un músculo en forma de faja que hay debajo del músculo recto abdominal y los músculos oblicuos) y el suelo pélvico, cuidando al mismo tiempo la postura corporal.

La respiración es clave en los ejercicios de Pilates

En la técnica de Pilates, los movimientos se realizan despacio controlando la respiración en todo momento. Además, se realizan ejercicios de estiramiento y de control postural, que vienen muy bien para aliviar las molestias que puede sufrir la madre reciente en la espalda, que suele estar sobrecargada con los movimientos repetitivos que supone el cuidado del bebé.

La respiración del Pilates posparto es la habitual de Pilates: Se coge aire por la nariz, llevando el aire hacia delante, atrás y los lados (de forma que las costillas se expanden) y se expulsa por la boca a la par que las costillas recuperan su posición inicial. Durante la exhalación se activa el suelo pélvico y el músculo transverso del abdomen.

Pilates con el bebé

Existe la posibilidad de incorporar al bebé a los ejercicios, siempre que se muestre dispuesto.  Así, la madre no tiene que separarse de su hijo para hacer ejercicio y la actividad puede suponer un estímulo para el bebé.

Por ejemplo, el siguiente ejercicios suele ser bastante divertido para el bebé (siempre que se muestre receptivo, de lo contrario no hay que insistir):

  • Túmbate boca arriba con las rodillas flexionadas a lo ancho de la cadera y los brazos estirados sujetando bien al bebé.
  • Exhala aire, bascula la pelvis y elévala. Una vez arriba coge aire (inhala) y mantén unos segundos.
  • Baja despacio, vértebra a vértebra, exhalando el aire.

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