Muchos padres deciden dormir con el bebé. Es una práctica con muchos beneficios, pero siempre debe hacerse con precauciones para que lograr un colecho seguro.

Los niños necesitan seguridad para sentirse tranquilos y así dormir bien. Y ante todo, esa seguridad se la damos nosotros, sus padres. Por el día les abrazamos, les cogemos en brazos… Los bebés están todo el tiempo pegados a nosotros. Pero, a menudo, cuando llega la noche les dejamos solitos en su cuna…Y precisamente, en la oscuridad de la noche es cuando más necesitan esa seguridad.

La mayoría de los bebés se rebelan y reclaman los brazos de sus padres para dormir y, a menudo, los padres agotados, acaban por meterlos en su cama para poder descansar.

Esta forma de dormir, con el bebé en la misma cama, se llama colecho. Aunque se haya empezado a hablar de ella hace pocos años, se ha practicado desde la antigüedad. Lo que ocurre es que últimamente se han realizado muchos estudios sobre el colecho seguro y se han dicho muchas cosas, a favor y en contra.

En general, los expertos en sueño infantil consideran que el colecho no tiene consecuencias en el desarrollo y el apego del niño siempre que sea una decisión libre de los padres y no se realice como solución a un problema de sueño, ya que entonces el problema no se resolvería.

El colecho mejora el sueño del bebé, facilita la lactancia  (al dormir con el bebé, solo hay que acercarle al pecho para amamantarle) y estrecha los lazos de los padres con bebé. Ahora bien, al practicarlo hay que tener en cuenta que el sueño forma parte de la rutina diaria del bebé y que los padres deben tratarle de la misma forma por el día y por la noche. Es decir, si el niño se acostumbra a descansar protegido por los brazos de sus padres por el día, es normal que necesite sentirse así de noche: querido y mimado.

Precauciones para un colecho seguro

  • Los padres no deben tomar bebidas o fármacos que favorezcan un sueño profundo. Tampoco es conveniente que fumen porque con ello se aumenta el riesgo de muerte súbita del lactante.
  • Los padres no deben dormir con el niño si uno de los dos padece sonambulismo, epilepsia o trastornos similares.
  • La cama debe ser grande (mejor de 1,50 metros) para que quepan bien tres personas. Es importante que el colchón sea firme (en un colchón blando el bebé podría quedar atrapado) y que las sábanas no tengan cintas y lazos con los que el bebé pueda engancharse.
  • Es mejor que el bebé duerma a un lado, junto a mamá o papá, pero no en medio, ya  que los colchones con el tiempo suelen curvarse en el centro.
  • Hay que evitar tapar al bebé en exceso.
  • Para prevenir caídas conviene colocar una barrera en el lado donde duerme el niño. Cuando empiece a gatear, habrá que cubrir el otro lado y proteger el suelo con cojines.

Una opción para tener al bebé pegado pero no es la misma cama, son  las cunas colecho  que se acoplan a la cama de los padres, quitándoles un lateral para poder tener al bebé pegadito, junto a la cama grande de forma, cómoda y segura.

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