Investigadores de la Universidad de Navarra y de Harvard han analizado las consecuencias de la maternidad y paternidad en el uso del tiempo, la ocupación y los salarios de más de 1.400 parejas americanas que tuvieron su primer hijo entre 1984 y 2013.

En el estudio, en el que ha participado, Javier García Manglano, investigador del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, concluye que tras la maternidad, la mujer reduce unas diez horas semanales su dedicación profesional y aumenta seis horas el tiempo que dedica a las tareas de casa (sin contar las que emplea en cuidar del bebé).

Además, según el estudio el salario de la mujer se reduce en torno a un 13%.

Sin embargo, el cambio para los hombres tras la paternidad es mucho menor: su dedicación a tareas domésticas sube en una hora a la semana, mientras que su dedicación profesional y su salario permanecen constantes.

Doble jornada para la madre: en casa y en la oficina

Según los investigadores, la distribución de tareas domésticas se explicaba hasta ahora con la teoría de la especialización. Tradicionalmente, los hombres se enfocaban en ganar dinero, y las mujeres en el cuidado del hogar. Con la incorporación de la mujer al mercado laboral esto ha cambiado.

Los investigadores proponen un nuevo concepto, la “autonomía atada:

Javier García Manglano explica que “Se puede decir que las mujeres son autónomas porque existe una gran variabilidad en sus respuestas a la maternidad: algunas apenas reducen su dedicación profesional, mientras que otras la reducen en gran medida. Sorprendentemente, esto no depende de lo que haga su pareja”,

“El hombre –añade- apenas cambia su dedicación al ser padre, y cuando arrima el hombro lo hace mayoritariamente junto a, no en lugar de, la mujer. Es por ello que la autonomía de las madres está atada, condicionada por la falta de apoyo del padre”.

El investigador del ICS alerta de que “la mayoría de madres quieren compaginar trabajo y familia, pero a veces la carga es muy grande. Cuando pretenden ‘llegar a todo’ y que la maternidad no repercuta en su ámbito laboral, caen en lo que se llama el double shift (turno doble), que es como tener dos trabajos: una profesión durante el día y el cuidado de los hijos al volver a casa”.

“El resultado es el contrario de lo que se pretendía: una fuerte sensación de no llegar a todo, que produce un estrés notable”, recalca. Para evitarlo, sugiere que “es importante que la contribución del hombre en el hogar se centre en tareas que supongan un alivio real de la carga de la mujer”.

Por suerte, y esto  lo digo yo (no el estudio), en España las cosas están cambiando poco a poco y aunque muchas mujeres todavía se pueden ver identificadas con las conclusiones de estudio, en otras familias el reparto de las tareas domésticas empieza a ser equitativo. Porque igual que se implican más en el cuidado de los hijos,  muchos hombres empiezan a hacerlo en el conjunto del hogar.

Fuente: Universidad de Navarra.

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