Al cuidar del bebé realizamos muchos movimientos repetitivos. Para prevenir el dolor de espada en el posparto es esencial adoptar buenas posturas al manejar el bebé.

En el día a día con un bebé realizamos muchos movimientos repetitivos al cambiarle el pañal, cogerle en brazos o  bañarle, que nos obligan a agacharnos, curvar la columna o girar la cintura, que pueden ocasionar molestias en la espada, a menudo resentida por el embarazo.

Las malas posturas influyen en el dolor de espalda en el posparto

Al principio el bebé pesa poco, pero su peso irá aumentando y si  al atenderle no adoptamos buenas posturas, por ejemplo, curvamos en exceso la espalda, la columna sufrirá y pueden aparecer lumbalgias, ciáticas y otros problemas.

Coger al bebé

Para coger al bebé de una superficie baja conviene adelantar un pie con respecto al otro y agacharse flexionando las rodillas y metiendo la tripa.

Cargar al bebé en brazos

Para contrarrestar el peso del bebé, tendemos a echar la espalda hacia atrás, pero en esta postura las lumbares sufren.Es mejor doblar un poco las rodillas y adelantar una pierna.

Para caminar con el bebé lo ideal es usar una mochila portabebés, que carga el peso del niño de forma homogénea en el centro del cuerpo de la madre.

Dar el pecho

Como al principio el bebé es muy pequeñito y no llega bien al pecho, muchas madres recientes se encorvan para acercar el pecho al bebé, pero, para dar el pecho en una buena postura, lo que hay que hacer es justo lo contrario: hay que acercar al bebé al pecho, si es necesario tumbándole sobre un cojín para que quede más alto, y mantener la espalda recta, si es necesario con ayuda de un reposapiés.

Bañar al bebé

Sin darnos cuenta, al bañar al bebé curvamos la espalda hacia delante. En su lugar, es mejor adelantar un pie, flexionar las rodillas y apoyar los codos en el borde de la bañera.

Estiramientos para aliviar el dolor de espalda: el gato

Para aliviar las molestias que pueden surgir es bueno realizar estiramientos. Uno de los ejercicios más conocidos es el gato, que se suele practicar en Pilates y yoga.

  • Colócate a cuatro patas, con las manos abiertas a la altura de los hombros y las rodillas a la altura de la cadera, con la espalda recta, como si fuera una tabla.
  • Redondea la columna, como si fueras un gato (al hacerlo, las vértebras se separan unas de otras, y los músculos se estiran y se relajan).
  • Después regresa a la posición de partida
  • Repite varias veces.

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