Publicado el 6-10-19 y actualizado 14-7-2020

En los últimos años, hemos oído hablar mucho de la resiliencia. Este término que se utiliza para hablar de la «capacidad que tienen las personas para afrontar los problemas o recuperarse de una situación traumática» , ha cobrado mayor actualidad con la pandemia del Covid, ya que la resilencia es una cualidad óptima y fundamental para la salud psicológica, mental o emocional, que ayuda  sobrellevar las más terribles experiencias de la vida, como son la enfermedad grave y la pérdida de un ser querido.

Qué es la resiliencia

La resiliencia es la capacidad que tiene una persona de asumir las situaciones extremas con flexibilidad y sobreponerse a ellas.

Un concepto más amplio lo ofrece el campo de la psicología: una persona resiliente no solo es capaz de afrontar las crisis o situaciones traumáticas, también sale fortalecida de ellas, más fuerte de lo que era antes.

En resumen: la resiliencia nos ayuda a mostrar una buena actitud tras un trauma o adversidad e incluso a desarrollar cualidades insospechadas. Es como si ocurriera una transformación desde la desdicha, una renovación interior que impulsa al individuo a asumir con equilibrio emocional cualquier eventualidad.

Por todo ello, es fundamental fomentar la resiliencia en los niños, para ayudarles a afrontar las experiencias difíciles desde los primeros años de vida

La resiliencia en los niños

La resiliencia en niños es la capacidad que tienen los pequeños de recuperarse de experiencias traumáticas ocurridas en sus primeros años de vida. A partir de las experiencias negativas, el niño desarrolla elementos positivos que serán esenciales para una buena salud emocional.

La forma en cómo los niños abordan sus problemas (una enfermedad grave, una discapacidad o la pérdida de un ser amado) puede jugar un papel importante, tanto en el resultado final como en las consecuencias emocionales a largo plazo. Pos eso, es tan importante fomentar la resiliencia en los niños desde pequeñitos.

Cómo ayudar a los niños a ser resilientes

La resiliencia no es una actitud estática, no se adquiere de inmediato ni para siempre. Esta capacidad se construye progresivamente, es un proceso en el tiempo, un camino que se transita como parte de la vida. En otras palabras, es un proceso dinámico y evolutivo que implica mirar la realidad desde otra perspectiva.

Teniendo en cuenta esta premisa, los padres podemos ayudar a fomentar la resiliencia en los niños con estas 10 actitudes:

1. Facilitarles las relaciones sociales y amistades

Es fundamental enseñar a los niños, desde muy pequeños, la importancia de los amigos. También es primordial fomentar las relaciones sociales en la escuela de educación infantil o el colegio, que sepan compartir en grupos y, sobre todo, que no se aíslen. Las relaciones sociales no solo fortalecen la resiliencia, sino que también aportan apoyo emocional.

2. Fomentar la solidaridad

El sentimiento de solidaridad es primordial en el desarrollo de la resiliencia. Al educar a los niños, hay que mostrarles lo importante (y necesario) que es ayudar a los demás, sin forzarles ni obligarles y, al mismo tiempo, fomentar la empatía, es decir, ayudarles a ponerse en la piel o zapatos de otra persona.

3. Enseñarles una rutina diaria

Los niños necesitan rutinas, pues les aportan confianza y seguridad. Cuando cumplen de forma habitual sus rutinas, sienten satisfacción por hacerlo bien, salen reforzados.

4. Ayudarles a flexibilizar o reducir la preocupación

Aunque es importante seguir las rutinas establecidas, no deben obsesionarse con ellas. Es esencial que aprendan a descansar, a ser flexibles, a variar o hacer cosas diferentes y, por qué no, a saltarse las rutinas si es necesario.

5. Enseñarles técnicas de autocuidado

Es indispensable enseñarles desde pequeños la importancia de cuidar la mente, el sueño, el cuerpo, la alimentación, etc.

6. Establecer metas y objetivos razonables

Cuando los niños consiguen las metas que se proponen, experimentan el valor del logro y la satisfacción de lo alcanzado. Los elogios que reciben reforzarán su deseo de seguir progresando. Las metas deben ser sencillas, fáciles de alcanzar.

7. Fortalecer su autoestima

Una autoestima fuerte y sana es imprescindible para afrontar con éxito cualquier situación que depare el futuro.

Es vital que el niño aprenda a quererse, a valorarse, a confiar en sus capacidades. Esta clase de confianza será esencial para que pueda resolver los problemas y, más importante aún, tomar decisiones independientes y acertadas con total seguridad.

8. Enseñarles a abordar los problemas

Hay que explicarles que los desafíos que enfrentan ahora contribuirán a desarrollar las fortalezas necesarias para manejar posibles retos futuros. Como un músculo se fortalece con el dolor, la resiliencia se fortalece con los problemas.

Cuando algo no vaya bien, podemos ayudarle a recordar cómo pudo hacer frente a las dificultades de forma satisfactoria en el pasado.

9. Facilitar el autoconocimiento

Otro aspecto importante a desarrollar es el autoconocimiento. Todas las experiencias de la vida encierran una lección, una enseñanza, un aprendizaje. Si de pequeños asimilan esto, podrán crecer como personas resilientes, fuertes en sentido emocional.

10. Inculcarles que la vida está llena de cambios

Hay que explicarles que la vida está llena de cambios, algunos fantásticos, otros terribles, pero inevitables la mayoría de ellos. Si asumen con responsabilidad y confianza los retos que vienen con los cambios, serán adultos estables emocionalmente.

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