Aunque la madurez visual total no se alcanza hasta los dos años, el desarrollo más importante de la vista del bebé se produce en los primeros seis meses de vida.

Aunque ahora los recién nacidos llegan al mundo con los ojos abiertos, todavía no fijan la mirada, sus movimientos oculares son descoordinados y, además, perciben las siluetas vagamente, porque sus ojos tienen que adaptarse a las condiciones del nuevo entorno cambiante (en el útero, el entorno siempre era igual). Sin embargo, curiosamente, saben reconocer las caras de las personas que les cuidan, en especial la de su madre.

La distancia ideal para que el bebé enfoque bien la vista es de 25 o 30 centímetros, que es justo la que existe entre los rostros del bebé y su madre cuando toma pecho. Por eso, la lactancia materna es una excelente estimulación para el sentido de la vista. Más allá de esta distancia, el recién nacido ve borroso

La vista del bebé en los seis primeros meses

El recién nacido apenas percibe los contornos (los ve muy borrosos), no distingue los colores, pero percibe los contrastes fuertes como el blanco-negro.

A las tres semanas de vida los músculos que controlan los ojos tienen ya una gran actividad: bebé ya trata de evitar los objetos que se acercan a su cabeza, y reproduce los gestos que ve sin ser consciente de lo que hace.

Al mes de vida, el bebé ya sigue con la mirada puntos los puntos luminosos y los colores vivos que se encuentran cerca a unos 25 cm.

Entre el mes y los dos meses, el bebé empieza a sonreír a las personas que le resultan familiares y empieza a descubrir los colores. Se fija especialmente en el rojo y el blanco y se entretiene mucho observando el carrusel de su cuna.

El carrusel de cuna es muy útil porque le ayuda a enfocar su visión y a distinguir entre las cosas en reposo y en movimiento, lo que ayuda a desarrollar las áreas visuales de su cerebro.

Entre los tres y los seis meses, la visión experimenta un desarrollo importante. Al principio el bebé se limita a observar el entorno que le rodea, pero pronto empieza a seguir con la mirada los movimientos de sus padres. Al final de este semestre, consigue coordinar la vista con el movimiento de las manos y empieza a coger con sus manitas sus juguetes favoritos o el chupete, para observarlos de cerca.

A partir de los seis meses, ya controla los músculos que  le permiten girar los ojos en todas las direcciones y ve con mucha nitidez, Tendrás que armarte de paciencia porque le encantan tirar los juguetes lo más lejos posible una y otra vez, para observar a dónde van a parar. Es una fase pasajera, cuando pueda moverse por sí solo, podrá ir a buscar los juguetes.

Cuidados e higiene de los ojos del bebé

En la primera revisión del recién nacido el pediatra le limpia los ojitos con suero fisiológico y un colirio antibiótico para prevenir la conjuntivitis. Después, con más calma realiza un examen detenido de los ojos para descartar malformaciones o patologías oculares.

En casa, conviene limpiar los ojitos del bebé para prevenir infecciones pasando suavemente una gasa humedecida en agua hervida o en suero fisiológico por cada ojo por el borde de los párpados desde el ángulo interno hacia el exterior para arrastrar las secreciones características en los niños de pocos meses. No conviene usar manzanilla, un remedio popular antiguo pues en realidad es cicatrizante y seca.

Por qué cambia el color de los ojos

Muchos bebés vienen al mundo con los ojos claros y después se les oscurecen. El color claro de los ojos no tiene que ver con la lactancia materna, como se pensaba, sino con una falta inicial  de melanina, el pigmento que da color a los ojos, la piel y el pelo. A medida que el niño crece y va teniendo más melanina es posible que los ojos se vuelvan más oscuros. Normalmente el color de ojos es definitivo al año de edad.

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